contextos neoclasicos
CONTEXTO HISTÓRICO
El Neoclasicismo es el estilo más característico de un periodo histórico en que la identidad occidental vivió una nueva recuperación de la herencia cultural de la Antigüedad clásica, sobre todo Grecia, que era admirada como cuna de la filosofía, la ciencia, la literatura, el arte y la democracia. La plenitud de este estilo se alcanzó en la segunda mitad del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX, años de apogeo de la Ilustración. Pero ni todo el Neoclasicismo queda contenido en aquel periodo histórico, ni fue éste el único estilo imperante entonces, más bien hubo una complicada coexistencia y muy lenta transición de estilos, de manera que el nuevo Clasicismo floreció en competencia con el más recargado Rococó, con un Barroco grandiosamente severo, y con el lento despuntar del Romanticismo.
- Contexto social
El periodo histórico en que se desarrolló el Neoclasicismo estuvo marcado por grandes cambios sociales como la revolución urbana, la revolución industrial, y la evolución política desde el puro absolutismo ilustrado o incluso al republicanismo -instaurado en los Estados Unidos de América y Francia, tras las revoluciones de 1776 y 1789-. En definitiva, fue la época en que comenzó la ascensión al poder de la burguesía urbana secular en detrimento de las jerarquías eclesiásticas y de los aristócratas latifundistas. Dichas clases altas aun vivieron momentos de gloria, cuya manifestación cultural más peculiar fue el arte Rococó, típico de los suntuosos palacios nobiliarios y de pomposas iglesias católicas. Como los revolucionarios franceses identificaban aquel estilo con la frivolidad aristocrática y el fanatismo religioso, la Republica abandero como propio de la sobriedad burguesa y de la racionalidad al Neoclasicismo, que también fue adoptado como Arte oficial de la recién inventada masonería (organización de hombres que practican ritos secretos en asociaciones llamadas “logias”, la primera de las cuales se creó en 1721).
Geográficamente, el Neoclasicismo se impuso muy tempranamente en latitudes septentrionales, en donde la austeridad protestante aborrecía el barroquismo decorativo, el cual sin embargo aún pervivió con fuerza en los países latinos. Pero de ninguna manera quedo la península italiana en una situación marginal, pues Roma fue entonces más que nunca meta obligada para muchos viajeros y artistas extranjeros que querían completar allí su formación, y que conocían también los descubrimientos arqueológicos de las excavaciones de Herculano -desde 1738- y Pompeya -desde 1748- o el templo dórico griego en Paestum -desde 1750-. En cambio, la adorada Grecia continuó siendo en gran medida un territorio exótico e inaccesible dominado por los turcos, cuyas riquezas arqueológicas fueron conocidas en Occidente principalmente a través de libros ilustrados.
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